DE AQUÍ Y DE ALLÁ
MIGRACIÓN Y DESARROLLO LOCAL

Eduardo Meza Ramos
Lourdes C Pacheco Ladrón de Guevara

DESARROLLO REGIONAL Y REMESAS. EL CASO DE DOS COMUNIDADES RURALES BAJACALIFORNIANAS

Luis R. Moreno Moreno Karla S. Barrón Arreola

Introducción

En la actualidad pocos niegan la importancia de las remesas enviadas por los migrantes de Estados Unidos a México. En algunos casos, estas son la única fuente para un número importante de familias y lo que mueve las actividades productivas de algunas comunidades. Asimismo, parece ser que la tendencia de estos flujos financieros externos seguirá creciendo debido al cada vez mayor aumento del proceso migratorio hacia el país del norte, motivado por una serie de problemas estructurales de la economía mexicana.

En ese sentido, para el gobierno federal el lograr un acuerdo migratorio tiene sus vertientes positivas. Por un lado, sacar de las sombras a un número importante de migrantes ilegales que puedan tener acceso a servicios públicos y que accedan a puestos de trabajo con una mayor remuneración; por otro lado, se asume que esto traerá como resultado un monto creciente de envíos de remesas a México y además, irá de la mano con un programa de trabajadores temporales que traerán sus ingresos a México.

A pesar de la importancia de estos flujos de efectivo del exterior, no existe un consenso claro acerca de los impactos positivos que las remesas generan en las comunidades de destino. Hay quienes aseguran que estos flujos permiten la reactivación de comunidades locales, mientras que otros aseguran que se tiene un desarrollo desigual de las actividades productivas, así como la pérdida en capital humano. En este sentido, el objetivo del presente trabajo es aportar al debate acerca de cuales son los impactos que generan las remesas en las localidades de destino, a través del análisis de multiplicadores contables.

El trabajo está compuesto de la siguiente forma: en la primera parte se hace un análisis de la discusión en torno a los impactos de las remesas; en un segundo momento se realiza un breve análisis acerca de la evolución del monto de remesas hacia México, comparándolas con los ingresos percibidos en otros sectores. El marco analítico de matrices de contabilidad social y multiplicadores, se muestra en el tercer apartado. En el apartado cuarto, se analizan los principales hallazgos encontrados y finalmente se presentan las consideraciones finales.

Revisión de la Literatura

Las remesas tienen efectos importantes en las comunidades de destino, debido a que en algunos casos se constituyen como la única fuente de recursos financieros de los hogares (Arroyo y Berumen, 2000; CONAPO, 1998). Arroyo y Berumen (2003), encuentran que las remesas representaban en promedio 54% del ingreso de cinco por ciento de los hogares mexicanos1; cifra similar de 5.5% encontrada por Canales (2006).

A pesar de ello, no hay un consenso claro en el debate acerca de cuales son los impactos de los recursos financieros del exterior en estas comunidades; en la literatura se pueden identificar claramente tres grupos: i) aquellos trabajos que documentan las ventajas o impactos positivos de las remesas en la disminución de la pobreza de los hogares de destino y en el crecimiento de las actividades productivas locales y entre los que pueden encontrarse Arias (1991), Durand (1994; 1998) y Moctezuma y Rodríguez (1999) entre otros; ii) los que argumentan que las remesas crearán mas problemas que beneficios, como una migración permanente, desigualdad social, fuga de capital humano, inflación entre otros. En este caso destacan autores como Mines (1981), Jones (1998); iii) un tercer grupo, para los cuales las remesas no contribuyen más que otra medida de política pública para la reducción de las condiciones de pobreza y desigualdad en que se encuentran inmersos estos hogares receptores de remesas (Canales, 2006; Martínez, 2003; Cortina et. al, 2004).

Según Reichert (1981), Mines (1981) y Wiest (1984), los importantes flujos de dinero hacia México a través de las remesas, generan una distorsión en las economías rurales debido a que presentan efectos negativos en estas como resultado de incrementar las diferencias económicas entre los hogares, la inflación y los confl ictos sociales.

En cuanto a la utilización de las remesas, distintos autores encuentran que se concentran en actividades con bajos efectos locales y no tanto en actividades productivas. En ese sentido, según Reichart (1981), los inmigrantes gastan la mayor parte de las remesas improductivamente en actividades de construcción y mejoras a la vivienda, vehículos, aparatos electrónicos, bodas u otras celebraciones. Mines (1981) argumenta que las remesas de dinero se gastaban en vez de invertirse; Para Durand (1994) y Jones (1995), sólo un pequeño porcentaje de las remesas provenientes de Estados Unidos se invierten productivamente. Finalmente, Arroyo y Berumen (2003) manifiestan que en su mayoría, las remesas se destinan al consumo, pago de renta y a la compra de vivienda.

Por otro lado, para Goldring (1990) las remesas se invierten en agricultura y capital humano, y circulan por los pueblos y regiones de tal forma que coadyuvan a reducir las disparidades de ingresos rurales y urbanos, así como regionales. Para Durand, Parrado y Massey (1996), una de las principales ventajas de las remesas es que fluyen directamente a las personas que más los necesitan, sin pasar por estructuras socioeconómicas intermedias; Khoudour-Castéras, 2007; Terry, 2005); Khoudour-Castéras (2007) y Kugler (2006) argumentan que una de las consecuencias positivas de las remesas está dada por los impactos que éstas tienen en el capital humano; para Canales (2006), las remesas contribuyen a mejorar las condiciones de vida de los hogares receptores; según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2008), la migración puede ser un motor para el crecimiento económico y reducción de la pobreza mediante el envío de remesas a los países de origen.

En lo que respecta a los multiplicadores, Durand, Parrado y Massey (1996) encontraban que por cada dólar proveniente de remesas se producía un incremento de $2.90 en el producto nacional bruto y la producción nacional aumentaba en $3.20 dólares. Jones (1995) por otro lado, en un análisis de 22 poblaciones del centro de Zacatecas concluye que de cada 100 pesos de remesas se tienen 8 pesos adicionales a la cantidad original. Según este autor, los bajos efectos multiplicadores de las remesas indican que la inmensa mayoría de los productos comprados localmente con los ingresos de estas fueron elaborados en el exterior de las comunidades receptoras de remesas, por lo que los efectos multiplicadores potenciales se transfieren a las zonas urbanas donde se concentra el comercio de mayoreo y la producción industrial. En ese sentido, para Durand, Parrado y Massey (1996), los principales beneficiarios de los efectos multiplicadores de las remesas son los propietarios capitalistas de negocios comerciales, de manufactura y empresas agrícolas.

En general, se percibe entonces la poca claridad en cuanto a las ventajas que las remesas pueden generar en las comunidades de destino. Asimismo, en lo que respecta a los multiplicadores, también se tienen resultados encontrados: algunos autores encuentran impactos importantes y otros en los cuales, estos impactos son transferidos hacia el exterior de las mismas con escasos o nulos efectos internos (Durand, Parrado y Massey, 1996; Jones, 1995).

Remesas en México

En este apartado se presenta la evolución de los flujos de remesas en México, haciendo un comparativo con otros indicadores macroeconómicos que nos permiten analizar de una manera más explícita la importancia que revisten estos flujos de divisas en la economía nacional durante el período 1995-2007.

El envío de remesas no es un fenómeno nuevo en México, es un resultado inherente a los flujos migratorios constantes; sin embargo, durante largo tiempo la metodología utilizada para su medición no era la apropiada, por lo que el Banco de México (Banxico), a partir de 1994, decide cambiar su forma de estimación.

A finales de esa década, es cuando la atención de investigadores, académicos y políticos se centra en los flujos de remesas hacia nuestro país, puesto que a partir del año 2001, los ingresos por remesas sobrepasaron en alrededor del 6% a los ingresos por turismo extranjero, continuando con esta tendencia hasta nuestros días aunque no de forma lineal; ejemplo de ello es que en el 2004, las remesas sobrepasaron en 54% a los ingresos percibidos por el turismo, mientras que para el año 2006, esa relación era de alrededor del 95%. Respecto a la relación del envío de remesas con las exportaciones petroleras, en el año 2001 aquellas sólo representaban el 40%; valor que se dispara en el año 2003, por lo que el flujo de remesas significó cerca del 73% del ingreso por las exportaciones petroleras, en tanto que para 2006 este valor es de aproximadamente 61% (Cuadro 1).

En relación al envío de remesas puede señalarse que la mayor proporción de los montos que envían nuestros paisanos son vía transferencias electrónicas ya que entre 1995 y 2007, esta forma de envío ha aumentado en cerca de 40%, ya que de representar al inicio del período el 51%, actualmente éstas constituyen el 95% (Cuadro 2). Como resultado de lo anterior, el número de transferencias aumentaron 86% en el período, es decir, pasaron de 11,263,160 envíos a 20,978,480; sin embargo, cabe señalar que el monto promedio de cada una de ellas no ha aumentado en la misma cuantía, ya que en 1995 eran de aproximadamente $326.1 dólares en tanto que en el presente año, el promedio por envío es de $349.31 dólares (Cuadros 3 y 4).

El impacto de carácter macroeconómico que las remesas tienen puede ser analizado a través de los efectos que presentan en el saldo de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, que si bien es defi citario, la ausencia en esta cuenta incrementaría en gran medida esta relación. Por ejemplo en 1995, aun cuando el ingreso por remesas no era considerable en la contabilidad del país, su ausencia hubiera incrementado la relación negativa en 233%; para 2003, esta relación se hubiera incrementado en 160%; sin embargo, la situación más grave para la economía se hubiera dado en el año de 2006, donde se incrementaría el déficit en 1065% (Cuadro 5).

Si bien, hasta el momento sólo se ha revisado el efecto macroeconómico del envío de remesas de los migrantes mexicanos, es necesario considerar que es en los estados, analizados de manera individual, donde el efecto es aún mayor. De acuerdo con la clasificación del Consejo Nacional de Población (CONAPO) se identifi can cuatro zonas de expulsión de migrantes en el país. Estas son la tradicional comprendida por Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Durango, Nayarit y Colima; la segunda denominada entidades del norte la integran Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Baja California, Coahuila, Sonora y Baja California Sur; mientras que el Estado de México, Distrito Federal, Puebla, Hidalgo, Morelos, Querétaro y Tlaxcala forman parte de las entidades del Centro; finalmente las entidades que comprenden la región Sur-Sureste son Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Yucatán y Campeche.

Para el 2003, las entidades de Michoacán, Jalisco y Guanajuato pertenecientes a la región tradicional fueron los primeros en captación de remesas con el 12.8, 9.7 y 9.1% respectivamente; es decir, entre ellas la captación fue de $4,314.7 millones de dólares, lo que representó el 31.6% del total de remesas. Por otro lado, el Estado de México, Distrito Federal y Veracruz, recibieron de manera individual remesas cercanas al 6% del total, desplazando con ello a entidades de la zona tradicional como por ejemplo Zacatecas y Nayarit. En relación a la recepción per cápita el estado que en este período percibe una mayor cantidad, fue Michoacán con $423 dólares, seguido por Zacatecas con un promedio $260 dólares y Guanajuato con $255; en contraste, las entidades con menor relación de remesas per habitante fueron Yucatán, Tabasco y Baja California Sur con un promedio de entre $31 y $39 dólares por habitante. Cabe destacar que en el último de los indicadores analizados, la totalidad de los estados de la frontera norte se encuentran por debajo de la media nacional lo que puede ser resultado de flujos de migración temporal baja hacia Estados Unidos.

Para el 2005 los seis estados que tuvieron una mayor recepción de remesas continuaron siendo los mismos que en 2003, sin embargo, Jalisco fue desplazado al 4° lugar por Guanajuato, el Estado de México fue el tercero en captación mientras que el Distrito Federal y Veracruz continuaron en la misma posición; entre estas entidades la recepción total de remesas ascendió a un 49.5% del total percibido en el país. En términos per cápita, los estados con mayor recepción fueron Michoacán con $605 dólares, correspondientes a casi el doble de Guanajuato y Zacatecas (segundo y tercer lugar) con una recepción promedio de $354 y $350 dólares respectivamente; respecto a los estados con una menor recepción de remesas per cápita se encuentran Campeche, Baja California Sur y Yucatán recibiendo en promedio $67, $48 y $46 dólares respectivamente. En el caso de los estados de la frontera norte del país, cabe señalar que en conjunto captaron para ese año tan sólo el 8.5% de los ingresos por remesas, que correspondieron a $2,500.9 millones de dólares, cifra mayor en sólo 4%, al ingreso por remesas registrado sólo para el estado de Michoacán.

Para 2007, la situación no fue diferente, excepto por Puebla que ocupó el quinto lugar desplazando a Veracruz y al Distrito Federal al sexto y al séptimo lugar respectivamente; entre estos siete estados, la captación de remesas fue del 53% del total nacional. En relación a las remesas per cápita, la entidad con una mayor recepción fue Michoacán con un promedio de $533 dólares, seguido de Zacatecas y Guanajuato con $420 y $417 dólares respectivamente; en tanto que los estados con menor percepción fueron Tabasco, Yucatán y Baja California Sur con remesas promedio de $78, $67 y $60 dólares respectivamente. Finalmente, los estados de la frontera norte captaron en total el 9.2% de las remesas que ingresaron al país, es decir, sólo 2,209.5 millones de dólares, con una recepción promedio de remesas per cápita de $116 dólares (Cuadro 6).

La Matriz de Contabilidad Social (MCS en adelante) es una representación de las cuentas macroeconómicas de un sistema socioeconómico, la cual captura las transacciones y las transferencias entre los agentes económicos del sistema (Pyatt and Round, 1985). La interdependencia estructural de una economía se muestra en una MCS de una forma sencilla, tanto a nivel macroeconómico como macroeconómico, así también, muestra claramente la relación entre la distribución del ingreso y la estructura económica (Moreno, 2006).

En términos más generales una MCS puede ser la que se presenta en el Cuadro 7. En ésta se asientan las características de la interdependencia circular entre: a) la producción; b) la distribución de los ingresos factoriales, es decir, la distribución del valor agregado generado por cada actividad de producción entre los diversos factores; c) la distribución del ingreso entre las instituciones y, particularmente, entre los diferentes grupos familiares o socioeconómicos y iv) la demanda de estos últimos.

Según Mariña (1993), la aplicación de los modelos de insumo-producto tiene tres grandes vertientes analíticas, cada una con objetivos diferentes: análisis estructural, análisis de impacto y la elaboración de proyecciones. En el análisis de impacto el objetivo es evaluar, a partir de las relaciones de interdependencia existentes, los impactos potenciales directos e indirectos sobre el sistema económico de cambios en la demanda final y/o en el volumen de insumos no intermedios utilizados2. En ese marco, un incremento de la demanda final de la que es objeto cualquier sector genera directamente un aumento en su producción e indirectamente, a través de la elevación de su propia demanda de insumos intermedios, en la producción de sus proveedores. De manera análoga, un incremento en el volumen de insumos no intermedios utilizados por cualquier sector permite expandir directamente su producto e indirectamente, a través de su oferta acrecentada de insumos intermedios, el producto de los sectores a los que abastece.

Los multiplicadores construidos a partir del modelo de demanda cerrado al consumo privado (MCS) son equiparables a los multiplicadores keynesianos. La noción de multiplicadores descansa sobre la diferencia entre el efecto inicial de un cambio exógeno (demanda final) y el efecto total de ese cambio. Una vez que se han registrado las transacciones en una MCS, se pueden aplicar una serie de procedimientos matemáticos simples para obtener multiplicadores de la producción, de empleo y de ingreso para cada sector de la economía.

Lo primero que se tiene que hacer es agrupar las cuentas de la MCS en endógenas y exógenas, y posteriormente normalizarla, con lo que nos genera una matriz de propensiones medias al gasto de todas las cuentas (Matriz S3).

 

Si denotamos a la matriz particionada del lado izquierdo de S por A, entonces tenemos:

 

La matriz de multiplicadores de la MCS es el resultado de la operación matricial , donde M es una matriz cuadrada de dimensión mxm, que contiene los efectos totales de los cambios exógenos sobre las cuentas endógenas. Si denotamos al vector de totales de las cuentas endógenas por Y y al vector de sumas de los elementos de ingreso dentro de esas cuentas exógenas por X, se tiene que el producto de este último vector y la matriz de efectos totales (M) dan como resultado al primero (Y), es decir:

 

Al producirse un cambio en las transferencias de las cuentas exógenas sobre las endógenas se modifica Y, y por lo tanto, también lo hace X alterando así los ingresos de las cuentas endógenas contenidos en Y. La operación anterior, permite evaluar el efecto total sobre la estructura del ingreso y el gasto de las instituciones. Por otro lado, es posible desagregar este cambio endógeno en tres efectos distintos: i) Una modificación al interior del subsistema donde se presentó el cambio (efectos intra-grupo). ii) Una modificación de las cuentas no afectadas directamente que no pertenecen al grupo o subsistema donde se presentó el cambio exógeno (efectos extra-grupo). ii) Una modificación en las cuentas del grupo donde se origina el cambio, después de recorrer y afectar al resto

a) Descripción de las comunidades rurales: Ejido Xochimilco y Ejido Colima.

En el presente trabajo se analizan sólo dos de las cinco comunidades sujetas a estudio por la Encuesta Nacional a Hogares Rurales en México6 en el estado de Baja California, para la realización del análisis de impacto de las remesas en las mismas.

Generalmente se piensa que debido al elevado nivel de crecimiento y desarrollo, de los estados fronterizos del norte de México la migración no es tan intensa como en aquellos estados del sur y centro del país entre los que destacan Zacatecas, Michoacán, Oaxaca, Guerrero, entre otros. La diferencia es que en los estados fronterizos ocurre un tipo de migración diferente, motivada por la cercanía con Estados Unidos que no se presenta en el resto de los estados expulsores de migrantes; estamos hablando de la migración pendular o de aquellos individuos que trabajan en Estados Unidos y que viven en México (commuters), como ocurre comúnmente en las ciudades de Tijuana, Tecate y Mexicali.

Las comunidades que se analizan en el presente documento pertenecen al municipio de Mexicali: Ejido Xochimilco y Ejido Colima (mapa 1). Lo anterior obedece a lo siguiente: 1) determinar la magnitud de las transacciones de las comunidades en base a la cercanía con un centro poblacional importante (Mexicali), 2) identificar la importancia de la proximidad de Estados Unidos, sobre todo en lo que se refiere a las remesas del extranjero.

La gráfica 1, muestra la composición del Producto Interno Bruto de cada una de las comunidades. En el caso del ejido Xochimilco, destaca la importante participación del sector comercio y servicios con alrededor de 95%, mientras que en el caso del ejido Colima, la participación en el sector es de 2/3 partes del PIB generado localmente. A pesar de que son comunidades rurales, que originalmente se desarrollaron a la par del crecimiento del sector agrícola, este aporta poco a la generación de ingresos locales.

La diferencia en ambas comunidades se debe al hecho de que una de ellas (ejido Xochimilco), casi forma parte de la mancha urbana de la ciudad de Mexicali en contraste a la otra que se encuentra fuera de la misma. En el caso especifico de las remesas, también se tienen diferencias, para el ejido Xochimilco son más importantes las remesas de la región que básicamente se componen por el pago de salarios al factor trabajo, mientras que en el ejido Colima, la fuente más importante de remesas está dada por aquellas provenientes del extranjero (gráfi ca 2).

En el caso del ejido Xochimilco, un 13% de los hogares reciben remesas del extranjero, y en la otra comunidad este porcentaje se eleva hasta 70% de los hogares, de los que 18% dependen exclusivamente de este concepto como lo comenta Arroyo y Berúmen (2000) y CONAPO (1998).

Una de las características que se han presentado en otros trabajos (Reichart, 1981; Mines, 1981; Arroyo y Berumen, 2003) es que las comunidades rurales, destinan sus ingresos en la mayoría de los casos a la compra de bienes de consumo final (comercio y servicios) que no son producidos localmente debido al bajo desarrollo de las actividades productivas, y se hace necesaria su importación. Los valores de gasto pueden encontrarse en la gráfica 3, donde se muestra que un elevado porcentaje de estos se destinan a importaciones (compras en Mexicali)7, seguido por las compras en el sector comercio y servicios local; en lo que respecta a la formación de capital humano (Goldring, 1990; Kugler, 2006 y Khoudour-Castéras, 2007) se destina el 2% del gasto total. Estos valores son importantes, debido al hecho de que al realizar el análisis de impactos los ingresos adicionales se reflejarán en esas variables.

b) Multiplicadores contables.

En este apartado se han calculado los multiplicadores de la MCS agregada de ambas comunidades. Los efectos se dividen en dos grandes vertientes, efectos hacia atrás y hacia adelante; Los primeros se refieren al impacto total generado por una modificación exógena (inyección) de una unidad en la cuenta endógena correspondiente. Por otro lado, los efectos hacia adelante, pueden interpretarse como la intensidad de respuesta del sector o grupo (fila) ante la modificación (cambio) exógena en una unidad de los niveles de demanda (ingreso) de todas las actividades (Moreno, 2006:142). En ese sentido, los efectos hacia atrás también son conocidos como de arrastre y los efectos hacia adelante, como efectos de empuje (Cuadro 8).

Según el modelo, el mayor multiplicador se presenta en la agricultura (3.73), seguido por una importante participación del trabajo asalariado

(2.48) y el trabajo familiar (2.17), sin dejar de lado el factor tierra. Esto quiere decir que si se presenta una modificación exógena en estos rubros, serán los que presenten los mayores impactos. En el caso de los efectos de empuje, los mayores valores van a estar dados por el sector comercio y servicios (8.31), seguido por los ingresos recibidos por los hogares que 7 Asimismo, una participación importante de estas compras son realizadas en Calexico, California y en Yuma, Arizona.

Para determinar propiamente los niveles de impacto, se aplica un incremento del monto de remesas del exterior de 10% que fue la tasa de crecimiento de las mismas en el período 2001-2002 (Banxico, 2007); este incremento se distribuyó de forma proporcional en los hogares en función del monto de remesas que cada uno ellos esta recibiendo del resto del mundo (ROW).

En el caso del ejido Xochimilco, los impactos, la aplicación del incremento en remesas del ROW arrojó los resultados mostrados en el Cuadro 9, en el cual se perciben bajos impactos (0.58) debido a que sólo uno de los ocho tipos de hogares recibe remesas del exterior; además, habría que agregar que es una inyección directa de ingresos, la totalidad se destina al consumo y por ello, no puede generar efectos importantes

8 El trabajo familiar, se refiere a la mano de obra sin un salario que se encuentran dentro de los procesos de producción de empresas familiares como es común en México. En el análisis de Contabilidad Social, se calcula un valor para este trabajo familiar. a las actividades e inclusive en el sector comercio y servicios (0.07); en términos generales, el incremento en remesas sólo genera un incremento del PIB local de tan sólo 0.01%.

En ese sentido, una política que incentive la migración de los pobladores locales hacia el exterior, no sería muy recomendable en esta localidad debido a que los efectos multiplicadores de las mismas no incentivarían el desarrollo local. Como comentan Reichart (1981), Mines (1989) y Wiest (1994), lo más probable es que generen una distorsión en la economía local debido a diferencias económicas en los hogares e inflación.

En el caso de la otra comunidad, ejido Colima, se aplica el mismo monto de incremento de remesas, distribuidas proporcionalmente en los hogares (Cuadro 10). En esta localidad, a diferencia de la anterior se perciben mayores impactos en los hogares, evidentemente debido a que son ellos quienes reciben los efectos directos de la inyección exógena. En el caso del hogar comercio y servicios (HCS) sus efectos totales alcanzan un 47% más del efecto inicial, lo que evidentemente se debe a la inyección directa de recursos pero también, al hecho de que a medida que aumentan los recursos financieros en el resto de los hogares se tendrá un incremento en la actividad comercio y servicios, vía un mayor consumo, lo que hará que esos ingresos crezcan.

Fuera de los hogares, que fueron quienes recibieron las inyecciones exógenas de remesas, es posible percibir los bajos valores obtenidos por las actividades productivas: agricultura (0.04), comercio y servicios (2.97), ganadería (0.0), otras actividades productivas (0.0); lo mismo sucede con los factores de producción tierra (0.0) y capital (0.03).

La pregunta que cabría hacerse aquí, es el por qué de los escasos efectos de las remesas en rubros distintos a donde se presenta el impacto inicial. La respuesta parece encontrarse en lo que comenta Durand, Parrado y Massey (1996), que los bajos efectos multiplicadores son el resultado de que localmente se adquieren productos elaborados del exterior de las comunidades por lo que los efectos multiplicadores se transfieren a las zonas urbanas.

Además de lo anterior, una cantidad importante de esos recursos se destinan generalmente a la compra de bienes finales y no a la inversión (Reichart, 1981; Mines, 1981; Jones, 1995; Arroyo y Berumen, 2003), salvo la que se hace en capital humano y en capital físico (vivienda y bienes duraderos), sin embargo, los montos destinados a estos dos últimos son pobres.

Consideraciones finales

En la actualidad ningún país receptor de remesas niega la importancia que éstas tienen para las economías de los mismos9. En el caso específi co de México, la importancia de estas se manifiesta en tres formas: 1) una fuente importante de divisas lo que ayuda a mantener estabilidad en los tipos de cambio dada la oferta de dólares; 2) disminución del saldo deficitario en la cuenta corriente de la balanza de pagos y 3) fuente única de ingresos para un número importante de familias y comunidades del país.

En ese sentido y dada la evolución de los montos de remesas en los últimos 20 años hacia México y en particular en la presente década, se han discutido en foros nacionales e internacionales acerca del papel que podría tener ese volumen de remesas en la promoción del desarrollo y en el bienestar de la población que las percibe. Además se ha convertido en algunos casos en una especie de sector de la población mexicana para los cuales hay que crear políticas públicas especificas para que las remesas sigan fl uyendo hacia México; así por ejemplo, en los inicios del sexenio del presidente Fox se creó la Oficina Presidencial para la Atención de Migrantes en el Extranjero que, dos años más tarde, se disolviera para dar paso al surgimiento de varias instancias gubernamentales como el Consejo Nacional para los Mexicanos en el Exterior y el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME). Asimismo, el gobierno federal ha apoyado la formación de diversas instancias como la Asociación de Prestadores de Servicios de las Remesas Familiares y de un sinnúmero de convenios entre instituciones financieras o empresariales mexicanas y norteamericanas para el envío de remesas de las desigualdades10.

A pesar de lo anterior, no existe un consenso claro en la literatura acerca de los impactos positivos o negativos de las remesas en las poblaciones de destino. En el caso específico de Baja California, como hemos visto en el segundo apartado del presente trabajo, no es un estado que fi gure en las estadísticas en cuanto a recepción de remesas (al igual que los otros cinco estados de la frontera norte); lo anterior no es motivado por sus niveles de desarrollo económico, sino que la migración que se presenta en estos es más de corte pendular, es decir, individuos que cruzan hacia el otro lado a trabajar por las mañanas y regresan en la tarde (commuters), por lo que los ingresos percibidos en el extranjero, no son generalmente contabilizados en las estadísticas de remesas.

En el análisis realizado en el presente documento, en dos comunidades de Baja California a través del análisis de Contabilidad Social, se han identificado escasos multiplicadores en cuanto a remesas. Éstas, generalmente son destinadas al consumo diario de los hogares receptores, a construcción y gastos en capital humano, por lo que, los efectos adicionales de las remesas no se reciclan y en la mayoría de los casos sólo impactan directamente a los hogares receptores.

Uno de los factores que influyen en los bajos multiplicadores, está dado por la escasa integración de las actividades productivas locales, lo que se traduce en que la totalidad de bienes y servicios consumidos localmente provengan del exterior y los efectos potenciales de las remesas sean transferidos hacia las zonas urbanas, además de la no existencia de un sistema financiero local que permita reciclar las remesas.

En el caso específico del sector gubernamental, las políticas públicas dirigidas a esta parte de la población mexicana en el exterior, no han funcionado debido a que las remesas no constituyen un instrumento que el gobierno pueda conducir. Además, cuando se han diseñado e instrumentado políticas nacionales de inversión productiva con las remesas, no se ha tenido en cuenta el hecho de que las comunidades receptores son distintas y además de que existe una escasa integración de las actividades económicas locales.

Finalmente, los impactos de las remesas parecen estar dados por la dotación inicial de activos en los hogares y en particular de los activos de capital humano y activos físicos y tecnológicos, los que en la mayoría de este tipo de comunidades son escasos debido a que las remesas generalmente son destinadas a hogares en comunidades con elevados índices de marginación y pobreza (Lozano, 2005; Canales, 2006).

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Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores)

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